sábado, 21 de enero de 2012

Movimiento estudiantil y cooperativismo revolucionario

Pese a los augurios de la inevitable caída del capitalismo por los activistas de las ideologías nacidas en el seno de la clase trabajadora a mediados del siglo XIX, la historia reciente nos demuestra que el capitalismo ha sabido como superar las crisis que él mismo capitalismo genera.

El monopolio de la violencia se manifiesta ya no sólo como forma de control social del Estado contra sus habitantes, si no que las clases dominantes, inventan a su antojo  conflictos entre países, firmando contratos multimillonarios armamentísticos, de reconstrucción y expolio de los recursos naturales locales, que sólo  benefician a las familias y amigos de los programadores del sistema capitalista mundial.

Las clases dominantes encarnadas hoy en el capitalismo financiero, una vez superada la población mundial y las mal llamadas democracias, juegan entre ellos el triste juego de la depredación entre  capitales-la especulación bursátil-, con la garantía de que el Estado les salvará si el juego se hace tan peligroso que pueda causar la caída del sistema monetario.

A las empresas medianas y pequeñas nada ni nadie las salva, ya que los Estados están en manos de la élite de la pirámide económica  y sólo se salvan a ellos mismos y sus intereses bursátiles, consagrando así, un círculo de desigualdad sin precedentes en la historia de la Humanidad.

En este contexto mundial en 2011 Chile vivió un fuerte movimiento social que ha puesto el tema de la educación en la cúspide de la contingencia política y en donde los sectores que resisten el actual orden de cosas  han expresado la necesidad de llevar cambios estructurales radicales en el país, denunciando el actual orden constitucional, fruto de una sanguinaria dictadura.

En el transcurso del movimiento se han desarrollado grandes movilizaciones, protestas y paros, y si bien el apoyo sindical- aunque a última hora-, se ha hecho presente, a la vez ha quedado en evidencia, una vez más, el paulatino desgaste del  poder de los sindicatos  debido al proceso de revolución de la burguesía iniciado en Chile en 1973, acentuado  por los "avances" tecnológicos en la especialización del trabajo, el fuerte crecimiento de las exportaciones asiáticas, el monopolio del retail, en definitiva, la destrucción de empleos en muchas grandes industrias, antiguo caldero embrión de revoluciones.

Este deterioro del poder sindical ha  dejado en manos de la voluntad de los reformadores y humanizadores del sistema capitalista la calidad de vida de la masa asalariada, altamente endeudada, que vive para trabajar y trabajar para pagar. Tenemos pues a un proletariado diverso, disperso, sin overol, que incluso niega su condición de clase obrera.

Si a estas condiciones le añadimos que los tecnócratas han precarizado los contratos laborales y minimizado aún más el  poder sindical  a través de empresas de subcontratas en los sectores estratégicos como la minería, persiguiendo   la organización sindical y  negando entre  muchos otros derechos, la negociación colectiva, nos encontramos así, con un sindicalismo que  no es capaz de ser el protagonista de los cambios estructurales que el movimiento estudiantil necesita para lograr sus objetivos inmediatos:una educación gratuita y de calidad ; y los de mayor alcance: terminar con la sociedad de clases y la desigualdad social.


¿ Cómo enfrentamos y superamos estas limitaciones? 


Ante la falta de poder federativo sindical no hay recetas mágicas, buscar soluciones a la rápida podría hacernos trastabillar otra vez con la misma piedra  que tropezaron generaciones anteriores, que buscaron en rostros amables y sinceros la encarnación de los deseos de emancipación con tristes consecuencias, es por eso que considero que el replantearnos el cooperativismo autogestionario  como una alternativa real frente a la falta de poder sindical, resulta fundamental para enfrentar los grandes desafíos del joven e incipiente movimiento anticapitalista global y chileno en particular, desde una perspectiva antiautoritaria.


Si bien el cooperativismo ha sido considerado  un elemento principal en la resistencia anticapitalista y en la acción directa económica de la clase trabajadora, aun así, este no ha sido  abrazado con el mismo entusiasmo por todos los amigos de las ideas libertarias, ya que es considerado por algunas corrientes o más bien "opiniones" como un simple negocio dentro del sistema capitalista, y sí, no están muy lejos de la realidad, pero el cooperativismo no es una simple forma de reacción contra el sistema monetario, ya que bajo las actuales condiciones descritas, el cooperativismo nace revitalizado, proyectándose  como un importante  motor en la emancipación social para las próximas generaciones.


¿ Cómo promocionamos el cooperativismo revolucionario?


Obviamente a través de la creación de cooperativas de todo tipo: agrícolas, alimentarias, escuelas libres, culturales, okupaciones de espacios deshabitados, control obrero de fábricas en quiebra o lockout, etc, y a través de la creación y/o identificación de  Núcleos de Alternativa Económica (NAE) que serian como una suerte de cooperativas "en potencia", (ya que están en manos de intereses ajenos a sus trabajadores o dispersos sin la capacidad inmediata de crear una cooperativa), pero que sin embargo, las individualidades que le dan vida, consideran la necesidad del apoyo mutuo y la autogestión como la base principal para nuevas formas de convivencia y agitación en los procesos revolucionarios.


Núcleos conspirativos que interpongan los intereses de clase por sobre los de la patronal y los intereses financieros, promoviendo la expropiación como un método permanente y paulatino según las circunstancias, en definitiva, núcleos generadores de empoderamiento obrero del Siglo XXI, creando así un punto de inflexión alternativo real frente al poder del sistema monetario, promocionando el intercambio y retribución de bienes y servicios, mediante plataformas que funcionen en redes horizontales, generando las condiciones necesarias que paulatina y radicalmente, superen al Estado y al Capital, destruyéndolos.

¿ que elementos se pueden formar parte de los NAE ? 


Todos los protagonistas de la actual realidad social y económica, individuales y colectivos, sindicatos tradicionales,comités de allegados, juntas de vecinos, organizaciones formales como informales, todo ese largo etcétera que componen las actuales formas de convivencia social, siempre y cuando su  función no sean actividades represivas, como las fuerzas armadas y empresas que prestan servicios en las instituciones penitenciarias y de vigilancia de la propiedad pública y privada.





( se agradecen comentarios y todo tipo de críticas)
NAE en permanente crisis y construcción.
Súmate, propone y actúa.
Organízate y lucha.

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